El interés por los universales lingüísticos se remonta al año 1660, fecha en la que se publica la Gramática de Port Royal por un grupo de estudiosos del monasterio francés del mismo nombre.
Esta línea iniciada en Port Royal no tuvo continuidad y los estudios lingüísticos estuvieron orientados durante muchos años hacia la diversidad de lenguas y la comparación entre ellas. Sólo en el siglo XX, con los trabajos de J. Greenberg y de N. Chomsky, renace el interés por los universales lingüísticos.
Éstos lingüistas se centran en el estudio de las relaciones que se establecen en el interior del propio lenguaje. Por eso, el concepto actual de universal lingüístico mantiene una estrecha relación con el de gramática universal y con la teoría de los principios y parámetros.
Veamos estos conceptos de la forma más escueta posible:
La gramática universal (GU) es el conjunto de principios, reglas y condiciones que comparten todas las lenguas. Este concepto constituye el núcleo de la teoría de la gramática generativo-transformacional, con la que N. Chomsky propuso explicar el proceso de adquisición y uso de la lengua. Según esta teoría, todos los seres humanos adquieren de forma natural una lengua cualquiera porque disponen de una gramática universal.
Esta capacidad, innata y específicamente humana e independiente del resto de capacidades, se manifiesta en forma de conocimiento universal sobre las propiedades comunes a todas las lenguas y los rasgos específicos de cada una. Los hablantes acceden al contenido de la gramática universal a través de la activación del dispositivo de adquisición del lenguaje o DAL. Adquirir una lengua consiste en aprender a aplicar en la lengua en cuestión los principios universales y en identificar el valor adecuado de cada uno de los parámetros.
Los principios y los parámetros son dos categorías que, en las últimas versiones de la teoría de la gramática universal de N. Chomsky, permiten explicar el concepto de compettencia lingüística. Los principios hacen referencia a las propiedades generales del lenguaje humano; son abstractos, comunes a todas las lenguas, (por lo tanto, universales) e innatos. En cambio, los parámetros hacen referencia a las distintas opciones que cada lengua adopta, son concretos, particulares de cada lengua y aprendidos. Un parámetro es, así, el grado de variación que admite un universal lingüístico en cada una de sus realizaciones particulares. Los valores concretos de cada parámetro en una lengua determinada se fijan en la infancia durante el proceso de adquisición.
La lingüística contemporánea reconoce distintas clases de universales lingüísticos:
- los universales sustantivos, que corresponden a categorías de los distintos niveles de la lengua (por ejemplo, todas las lenguas poseen la categoría de nombre, en el nivel morfosintáctico, o vocales, en el fonológico);
- los universales formales, que tienen relación con las reglas de la lengua (por ejemplo, cómo se transforma una activa en una pasiva, o una asertiva en una interrogativa);
- y los universales implicativos, que consisten en relaciones
constantes que se dan entre distintas propiedades del lenguaje (de
éstos, J. Greenberg enumeró hasta 45 distintos; el universal n.º
43, por ejemplo, afirma que si una lengua posee la categoría de
género para los sustantivos, también la posee para el pronombre).
Pues bien, el estudio de universales
lingüísticos repercute de manera inevitable en muchas ramas de la
lingüística y en ciencias relacionadas a ella.
Desde el punto de vista ontogenético y
filogenético, los universales del lenguaje ponen de manifiesto la
accesibilidad de todas las lenguas en su adquisición natural.
Todas, absolutamente todas las lenguas
se adquieren por parte del niño con la misma facilidad, lo que
quiere decir que todos los seres humanos nacemos capacitados para la
adquisición de nuestra lengua materna.
Si tuviésemos que trasladar a un
recién nacido con una familia china, desde su lugar de nacimiento,
Sevilla, a Pekín, y a un niño nacido en Pekín a Sevilla, con una
familia de esta ciudad, tanto un niño como otro adquirirían sin la
menor dificultad las lenguas china y española, aunque sus rasgos
físicos difieran marcadamente de los de las personas de su entorno.
No obstante, esta capacidad compartida
por todos los humanos sólo tiene validez, como ya os podréis
imaginar, para los aspectos naturales de las lenguas y no para los
artificiales. La escritura, por ejemplo, no es un aspecto de la
lengua que se aprenda de manera natural, sino que necesita
instrucción específica, (es evidente que la escritura china es más
compleja que la española, y que el niño entonces, tarde más tiempo
en aprender una que otra en términos comparativos).
Por otro lado, los universales del
lenguaje sirven de gran ayuda para desentrañar, aunque a veces sea
hipotéticamente, el origen del lenguaje y las lenguas. Los
universales pueden servir para la investigación de esos orígenes,
para así, elaborar un retrato róbot de esa primera o primeras
protolenguas.
También pueden ser útiles para la cuestión del
monogenetismo o poligenetismo de las lenguas; es decir, sobre si
todas las lenguas provienen de una única lengua originaria o de si
en realidad, el origen se halle en un conjunto de lenguas primitivas
no relacionadas genéticamente entre sí. Aquí los universales
sustantivos son decisivos: si realmente todas las lenguas humanas
comparten una serie de características que no se derivan
directamente de la configuración física, fisiólogica y mental de
los seres humanos, entonces la hipótesis del monogenetismo se vería
en gran medida reforzada
Otro fenómeno que pone de manifiesto
la existencia de una base común a todas las lenguas del mundo es la
propiedad de la traducibilidad; aunque a la traducción entre
cualesquiera lenguas naturales humanas, hay que añadirle una
reserva: ésta no será siempre en sentido estricto.
Ésto se ha puesto en evidencia en las
descrpciones que se han hecho de las lenguas más exóticas o
alejadas geográficamente, en las que se han encontrado palabras sin
términos únicos equivalentes en las lenguas europeas.
Veamos un ejemplo concreto:
-Napekepeke: acción repetida de una
aguja o instrumento afilado.
-Kutopitopiko: árbol pequeño que da
flores de un rojo brillante y muda hojas antes de florecer que se
usan para una enfermedad infantil llamada kusam.
-Huteyangha: momento alrededor de las
siete de la mañana.
-Doboro: la comida de las chiccas
bundu cuando hacen su primera aparición pública, compuesta de sisa,
longba, tihiya, npindi, feni y maiya.
-Bkambewo: persona aseada, que presta
especial atención a su apariencia personal; amante de los adornos.
Estas palabras peretenecen al idioma
limba, lengua níger-congo del grupo atlántico occidental hablada en
Sierra Leona y Guinea. Como se ha podido apreciar, las anteriores
palabras no tienen equivalentes exactos en español, pero eso no ha
impedido una especie de traducción, ya que ha sido posible traducirlas
mediante varias palabras o mejor dicho; mediante la combinación de
éstas para dar una definición equitativa a la palabra limba. Pero
podríamos acercarnos al significado de ellas a través de palabras
de nuestra lengua que sugieren, en parte, la misma cosa.
Para la primera palabra limba
(Napekepeke), que se trata de un adverbio utilizado para marcar
acciones en las que una aguja o similar penetra un determinado objeto
más de una vez, podríamos adjudicar nuestro verbo coser, ya que
éste hace referencia a la acción descrita.
La segunda palabra (Kutopitopiko),
tampoco nos imposibilitaría la traducción, eso sí, tendríamos que
valernos de una decripción lo suficientemente elaborada que no
omitiera detalle de toda la amplitud de dicha palabra limba.
De la siguiente (huteyangha), podríamos
decir lo mismo. No hay palabra equivalente pero sí explicación
oportuna.
En cuanto a la cuarta palabra
(doboro), al tratarse de una acción cultural propia y exclusiva de
la región, no podríamos acernarnos mediante ninguna palabra
española.Tendríamos que traducir mediante una compleja paráfrasis,
sin impedirnos ello, llegar al sentido de la palabra pertinente.
Por último, para la palabra
bakambewo, podríamos emplear varias palabras españolas con un
significado más que parecido: pisaverde, lechugino, dandi..
A este universal no es que haya que
añadirle las matizaciones hechas arriba, sino que como dije
anteriormente, hay que enunciar la gran RESERVA que presenta. Por lo
que sería más apropiado, bajo mi punto de vista, anunciar el
universal de la siguiente manera: “Toda comunicación
interlinguïística es posible”, para luego hacer la pertinente
concreción: sí, podemos traducir, pero aquí el término exactitud
nunca podrá adquirir su valor estricto, pues las diferencias
culturales, ideológicas, históricas, artísticas... existentes,
ponen de manifiesto que el sentido de una palabra autóctona como las
anteriores citadas, sólo podrán ser aprehendidas genuinamente en su totalidad por los hablantes de la propia lengua.
Lo mismo ocurre con la poesía, que
poniéndonos estrictos debería ser intraducible, pero nuestra
necesidad de compartir valores, pensamientos y emociones nos ha
llevado a traducirla.
Podríamos haber leído a Dante en
italiano antiguo y así capturar de manera más fiel la esencia de
sus palabras, o poniéndonos más estrictos aún, mejor hubiese sido
leer a Dante siendo un italiano de aquella época.
Para algunas personas como yo, no fue
así, hemos tenido que conformarnos con una edición traducida al
castellano, no impidiéndonos eso, recibir el mensaje global de la
Divina Comedia y quedarnos satisfechos con la lectura.
En definitiva, la clave se halla en
entender traducción, en este contexto, como explicación del
contenido del mensaje. De hecho, nunca se ha encontrado una lengua
natural con contenidos inexplicables.
Ahora bien, lo que si podríamos sacar de la existencia de universales del lenguaje es que todas las lenguas se sitúan en el mismo plano de igualdad estructural. Y que cualquier lengua, pongo sobre todo como ejemplo, las indígenas, son dignas de investigación científica.
Ahora bien, lo que si podríamos sacar de la existencia de universales del lenguaje es que todas las lenguas se sitúan en el mismo plano de igualdad estructural. Y que cualquier lengua, pongo sobre todo como ejemplo, las indígenas, son dignas de investigación científica.
Qué buen post. Me capturó de principio a fin. Me llevó a ampliar un poco más mis pocos conocimientos sobre la universalidad del lenguaje. Muchas gracias.
ResponderEliminarMuchas gracias Juan Mauricio.
ResponderEliminar